Lo demás es política

Todo comenzó una mañana, en un bar, desayunando con unos amigos. «Nunca existió tal cosa», sentencia a la que le siguió una retahíla de argumentos que había aprendido de memoria durante mi formación como filólogo. A lo que se me respondió con un: «Si tú lo dices, pero la lingüística debería ser más flexible con eso de reconocer lenguas, ¿no?». Eso lo afirmó una persona sin ninguna formación en humanidades. Ahí, comenzó todo, comenzaron las preguntas.

Tener una literatura y escritura ayuda a que la lengua se estandarice, se conserve y goce de cierto prestigio. Pero ¿es este criterio inapelable si queremos considerar una lengua como tal? Crucemos el charco para comprobarlo. Si una lengua para serlo debe tener tradición literaria, ¿las lenguas pertenecientes a los antiguos imperios y pueblos que vivían en lo que conocemos como Latinoamérica, no son lenguas actualmente? Por ejemplo, muchas de las lenguas que se hablan en la selva amazónica carecen de escritura, pero eso no hace que dejen de ser lenguas. Otro ejemplo más: ¿quién le dice a Katrina Esau, la última hablante de Nluu San, que su lengua nativa no es una lengua porque no tiene tradición literaria? O a la ya fallecida Cristina Calderón que el yagán, la lengua de sus ancestros, no lo era por esta misma cuestión… También se dice que una lengua no puede ser inteligible desde la lengua de la que se quiere separar. No entraré en qué cuestiones diferencian una lengua u otra, pero si un hablante de gallego y un lusoparlante se entienden casi a la perfección, ¿sus lenguas son diferentes o no? Es obvio que ambas lenguas tienen un mismo origen (el gallego-portugués, que comenzó a separarse en el siglo XIII con las políticas de formación del Reino de Portugal), que su contacto es prolongado y que tienen influencias lingüísticas similares (castellano, leonés, árabe, etc.); pero no hay dudas de que son lenguas diferentes.

No tiene literatura, pero sí historia lingüística: nació en el seno del asturleonés; recibió influencias léxicas del árabe, portugués y castellano; conservó consonantes medievales perdidas en otras lenguas de la península; desarrolló estructuras fonéticas, morfológicas y sintácticas propias, así como elementos propios para determinar ciertas funciones

Entonces, ¿por qué usamos estos criterios para desprestigiar al estremeñu? Ahora sabemos que la Unión Europea quiere que se proteja a esta lengua peninsular porque no, no tiene una historia literaria amplia, es cierto; aunque se conservan artículos y algún texto. No posee una historia literaria amplia, es cierto; aunque se están comenzando a traducir obras clásicas y a escribir artículos científicos. No posee una historia literaria, no, pero está comenzando a aparecer.

No tiene literatura, pero sí historia lingüística: nació en el seno del asturleonés; recibió influencias léxicas del árabe, portugués y castellano; conservó consonantes medievales perdidas en otras lenguas de la península; desarrolló estructuras fonéticas, morfológicas y sintácticas propias, así como elementos propios para determinar ciertas funciones. Y más. Eso debería ser suficiente, lo demás es política. Ya lo saben en Europa, solo nos queda a nosotros y nosotras, los extremeños y extremeñas, defendel la nuesra luengua; la lengua que se habló y está a punto de desaparecer: el estremeñu.

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